Nada parece provocar tanto en nosotros el deseo de reivindicar algo como cuando nos dicen que ya no lo tenemos. Aunque hasta ese momento ni siquiera lo hubiéramos valorado en su justa medida o quizás ni hubiéramos percibido que siempre habia estado ahí, cumpliendo su labor…. En estas Navidades la errónea interpretación que se hizo de un texto del Papa en el que éste había desterrado la mula y el buey del portal ha provocado una enorme corriente de manifestaciones a favor de la animal pareja. Y eso que muchos ni siquiera sabían que representan a la humanidad misma… Quizás, ahora sea el mejor momento de reivindicar todo lo que se nos ha sustraído —esto sí que con alevosía y premeditación— en los últimos tiempos: las ganas de pelear, la alegría, la confianza en uno mismo, el optimismo…. en definitiva, la esperanza. Recuperémosla y hagámosla un hueco, en el divino establo, entre la mula y el buey. Aunque solo sea por una noche… Felices Pascuas.
