Tribuna. España, con una cuota de penetración de más del 80 %, es uno de los países del mundo con mayor uso de dispositivos smartphone. Los teléfonos móviles han traspasado su uso tradicional y se han convertido en una herramienta esencial del ocio y también del trabajo. Las ultimas cifras evidencian que un usuario medio de estos dispositivos navega por Internet más de seis horas al día y, actualmente, el 15 % de todo el tráfico web ya se realiza a través de teléfonos móviles.
Estos datos evidencian el potencial de estos dispositivos en un futuro próximo, y es lógico pensar que una de ellos será su uso como medio de pago, ya que todas las barreras tecnológicas han sido ya sorteadas, en especial las de seguridad y sencillez de uso. El sector financiero y el de las telecomunicaciones están estudiando desde hace tiempo posibles formas de aplicación para el pago por móvil. En este contexto, la cartera digital está a punto de ser una realidad, a lo que también ha contribuido el nuevo servicio Apple Pay.
En muy poco tiempo el teléfono se convertirá en una cartera con distintos documentos y aplicaciones personalizadas para satisfacer nuestras necesidades o intereses en cada momento. Con nuestros terminales podremos acceder a servicios financieros de todo tipo, tales como seguir nuestra cartera de valores, pero también acceder a medios de transporte públicos, identificarnos ante organismos o dentro de nuestra propia empresa o disponer de ofertas personalizadas de terceros usando nuestro banco habitual como medio de pago.
En este nuevo entorno, los bancos disfrutan de una excelente posición de partida para convertirse en centro de ecosistemas de distintos servicios que, además de los bancarios, ofrezcan a los usuarios otros de terceros, y con los que la entidad haya llegado a acuerdos de colaboración. Y aquí caben desde pedir una pizza a una oferta hipotecaría ajustada a un piso, catalogado por una empresa inmobiliaria.
Y estas opciones, lejos de parecer lejanas o hipotéticas, comienzan a ser ya una realidad. De hecho, y con aplicaciones como la App World de G&D, los bancos pueden abrir a sus clientes las puertas a un mundo virtual de servicios de todo tipo, poniendo a su disposición una tienda de aplicaciones móviles con diseños sencillos y de uso muy intuitivo, y todo ello con total seguridad.
Con este tipo de plataformas, los usuarios pueden descargar en sus dispositivos smartphone las distintas aplicaciones que les ofrezcan los servicios que deseen en cada momento y arrastrarlas hasta la posición que deseen en su pantalla. Con un enfoque centrado totalmente en el consumidor, estas plataformas son también un entorno fiable y controlado para que las entidades dispongan de canales de venta económicos a través del cual poder comercializar rápidamente nuevos servicios móviles.
En definitiva, las entidades bancarias que quieran aprovecharse del despliegue del mercado del pago por móvil, deben situar al cliente en el centro de todos los servicios y crear con él una relación de valor. La clave es que el usuario los perciba como prácticos, seguros y privados. Sólo así, será posible transformar el mundo de las aplicaciones bancarias en una potente plataforma de interacción y comunicación ininterrumpida que aporte realmente valor a todas las partes.
David González, director de marketing y ventas de GyD Ibérica
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