España, uno de los mercados de pagos más maduros de Europa, está experimentando una rápida transformación impulsada por la adopción masiva de tecnologías digitales, la proliferación de los smartphones y el cambio en los hábitos de consumo, según un análisis realizado por Mordor Intelligence.
El mercado español de pagos, dominado tradicionalmente por billeteras digitales, tarjetas de crédito y el efectivo, está registrando un crecimiento sostenido con una tasa anual compuesta (CAGR) estimada en un 9,6 % para el período 2022-2027. Este impulso se debe a la convergencia de múltiples factores tecnológicos y sociales que están redefiniendo la manera en que ciudadanos y comercios realizan sus transacciones.
Entre las principales fuerzas que catalizan este cambio se encuentran los avances en los dispositivos móviles, los sistemas de pago digitales integrados en smartphones y la modernización de los terminales punto de venta (POS) en comercios minoristas. Este escenario facilita la realización de pagos rápidos, seguros y sin contacto, una tendencia que se ha consolidado especialmente tras la pandemia de COVID-19, cuando el uso del dinero en efectivo disminuyó notablemente ante las recomendaciones de las autoridades sanitarias para evitar la transmisión del virus.
El crecimiento del comercio electrónico también juega un papel fundamental, potenciado por la recuperación del turismo nacional e internacional, uno de los pilares clave de la economía española. Los consumidores valoran cada vez más el ahorro de tiempo al realizar sus compras en línea, un factor que está impulsando la ampliación del valor promedio de las cestas de compra digital, superando la tradicional preocupación por los precios bajos.
Además, el auge de servicios financieros innovadores como «Buy Now, Pay Later» (BNPL), que permite a los consumidores realizar compras aplazadas a través de tarjetas virtuales en aplicaciones móviles, está ganando popularidad en España. Esta modalidad, vista como una forma cómoda y asequible de financiar compras tanto en tiendas físicas como online, está incrementando su presencia en el mercado de pagos digitales.
No obstante, el crecimiento del comercio electrónico transfronterizo y la internacionalización de las operaciones comerciales plantean nuevos retos. Los pagos digitales entre países suelen ser más lentos, costosos y menos transparentes que los nacionales debido a la complejidad del proceso, dificultando la adopción masiva de estos métodos entre pequeñas y medianas empresas.
Por último, tras la pandemia, la aceptación y uso de métodos de pago digitales ha ganado terreno frente al efectivo, cuyo uso se ha reducido a la mitad en Europa, mientras que tiendas y comercios esenciales evitan cada vez más las transacciones en metálico.